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Toaru Majutsu no Index II 13: Un cierto deus ex machina demasiado milagroso

Bloopers

Algo se pudre en Ciudad Académica si quien debía actuar como tu compañero o aliado se tropieza con una piedra cuando intentaba lucir cool. Esa imagen ridícula de Stiyl cayendo de bruces como un principiante no solo siembra dudas sobre su capacidad como mago (en general, sobre su utilidad como personaje secundario), sino también sobre una secuela floja y un arco resuelto con un giro milagroso e incongruente, una coincidencia harto oportuna que devalúa su pretendida dimensión épica. Quizá la ciencia no acabó arrodillándose ante la religión católica, pero paradójicamente, se salvó por obra y gracia de Sarita Colonia y la Beatita de Humay. Después de esto, Touma deberá creer en milagros o asumir que tiene mucha buena suerte, lo cual contradice las premisas de Toaru. Sin embargo, después de este arco agridulce, habría que considerar a Kamijou-kun el sujeto más afortunado sobre la Tierra, pues logra sobrevivir cada semana (¡a diario, diría!) al conflicto entre hechiceros y científicos descarriados, manteniendo a su harén al margen (e incrementándolo aritméticamente). Por desgracia, su heroísmo se escurre por el desagüe cuando se recurre a la casualidad como tabla de salvación. Comprendo que cerrando hasta el ahogamiento todas las posibles soluciones y limitando al extremo la capacidad del héroe, se exalta más su triunfo. A mayor cantidad de adversidades, más épica y encomiable su victoria. Pero, insisto, le corresponde al héroe, no al azar, forjar esa remontada, hacer lo imposible posible y sacar fuerzas de flaqueza. Debe existir un margen que permita al protagonista actuar, reescribir las reglas o manipularlas a su favor con inteligencia. Si gana de suerte, su prestigio como héroe se desvirtúa. Cuando se pierde control sobre la historia y se condiciona el espacio de acción del personaje rebajándolo hasta el nivel cero (del tipo «no importa qué hagas, ya perdiste porque tendrías que recorrer 47 000 km2 en 107 segundos»), la única manera de vencer al villano es que aparezca de sorpresa un aliado que arruine los planes malévolos o que ocurra un milagro bastante propicio.

En ambos casos, el héroe pierde brillo. Ocurre, por ejemplo, al límite del absurdo en Umineko no Naku Koro ni, pero sus consecuencias pueden observarse también en el desenlace de este episodio de Index: si desde el comienzo el plan de los Católicos estaba destinado al fracaso porque los fuegos artificiales obstruirían la visibilidad de las estrellas, ¿qué sentido tiene la sangre derramada por Tsuchimikado, el constante desangramiento de Stiyl y el injusto sufrimiento de Aisa y Fukiyose? Lo absurdo es que invirtieran ¡seis episodios! para acabar dejando el asunto a la suerte, porque los verdaderos héroes, los personajes más GAR de este capítulo fueron los pirotécnicos de Ciudad Científica. También cabría preguntarse qué clase de mentes malignas planifican una operación de alta escala sin siquiera detenerse a pensar en los principales detalles de la fecha que escogieron. Según los primeros episodios de este arco, Lidvia había elegido actuar durante el Festival Deportivo porque la concentración de gente sin poderes era mayor y permitía que Oriana desorientase a sus perseguidores estrechando su marco de acción para no inmiscuir a los civiles. Si había tomado en cuenta esa situación, ¿cómo pudo olvidar que mirar las estrellas es más complicado bajo las grandes urbes que suelen llenarse de luz durante las festividades? Probablemente sor Lidvia ha pasado mucho tiempo en un convento. En cualquier caso, detengo la filtración de bilis y las quejas porque comprendo que J.C. STAFF solo está adaptando un argumento ya trazado de antemano por la light novel (y un amplio segmento de fans detesta las «desviaciones», sin embargo, quienes no leímos la obra de Kazuma Kamachi solo aguardamos de Index tres cosas: entretenimiento, suspenso y heroicidad… (bueno, también a Biribiri) y después que Touma soportara con coraje toda clase de golpes y derrotara a Oriana convirtiendo su rabia en energía, esperábamos que hiciese lo propio con Lidvia o -cuando menos- la espantase, pero acorralarlo contra una prueba insuperable, insurmontable (como dicen los franceses con esa alegoría de trepar sobre algo), suena sádico, irrazonable después del gasto de fuerzas. No niego que funcione en un texto escrito, pero trasladado al espectáculo de la animación, no cuaja. Por el contrario, las escenas de pelea nunca decepcionan: cuando un adolescente empinchado se enfrenta sin sonrojo a una calenturienta y provocativa onee-san, sobrevivir a tamaña cantidad de explosiones y seguir pensando en sus amigas enviadas al hospital antes de aplicar el puñetazo definitivo solo puede calificarse de barbáricamente glorioso.

Oh, Index, shut up, déjate de pucheros que cuanto menos participas, más entretenida es tu propia serie. La pequeña monja anglicana solo ha expuesto sus habilidades en contadas ocasiones y nunca de manera definitoria para derrotar a algún rival. Su tarea ha venido reduciéndose a servir de relieve cómico para Touma o damsel in distress a quien todos los magos secuestran con pasmosa facilidad. Sin embargo, esta ocasión descendió varios peldaños al hacerse evidente que sus propios colegas de lucha (comenzando por Touma) la consideran un estorbo en batalla y prefieren mantenerla al margen (también cuenta el peligro de dejarle en bandeja a cualquier desquiciado esos cuchucientos grimorios, pero los motivos de Kamijou-kun son diferentes). Una Biribiri al borde del yanderismo y -literalmente- echando chispas, continúa eclipsando a la supuesta protagonista: su aparición en pantalla (siempre se agradece que Kuroko la acompañe) alivia el peso de cualquier arco y ofrece un tipo de humor romántico más acorde con el standard de love comedy del anime, es decir, atracción de perros y gatos. Como casi todos los arcos de Index (y algunos de Railgun) este también termina en un hospital: antes delatábamos el empleo del deus ex machina y probablemente este haya estado operando desde siempre en este universo ficcional en la forma del doctor Cara de Rana. Sin embargo, bien podría interpretarse a este personaje como una especie de wild card, de regla adicional al juego, pero dentro de sus propios planteamientos lógicos (del mismo modo que Imagine Breaker). En cambio, los milagros son fortuitos y casuales, no pertenecen al entramado de posibilidades previsto por la ficción; por el contrario, quiebra esos lineamientos.

En gran medida, la espectacularidad de los combates en los recientes episodios se debió a la eficiencia como antagonista de la sexy Oriana Thomson, de movimientos ágiles y posturas insinuantes. La presencia femenina no debería llamar la atención al espectador familiarizado con Toaru, pero cabe subrayar un aspecto particular: los villanos de los últimos tres arcos son todos mujeres (Agnes y sus Anieze Forces, Awaki Musujime, Oriana y Lidvia Lorenzetti) y casi todas fueron derrotadas a puño limpio por algún héroe o antihéroe masculino (Touma o Accelerator), sin contar la masacre de monjas en el arco del Libro de la Vida. Nuestro protagonista está ganando fama de golpear chicas bonitas. Este fenómeno merece una explicación porque entronca con la creciente preeminencia del heroísmo femenino en el manga, anime, light novel y demás. Desde hace varios años, no necesariamente por reivindicación de género, las chicas han expandido su presencia sobre el terreno épico destinado al consumo masculino. La aplicación de esta tendencia en Toaru es Railgun, otro espacio semicerrado de femineidad, donde las paladinas de la justicia son colegialas, sus enemigas de turno suelen ser mujeres, las víctimas son chicas o niñas. En Index, la feminización era tarea complicada, pues el protagonista es hombre y su única arma son los puños: por norma tácita, las villanas deben ser tan hermosas como cualquier heroína capaz de derrotarla, en consecuencia, si Touma era enfrentado a una mujer, además del incómodo hecho de presenciar a un quinceañero golpeando a una chiquilla veinte centímetros más pequeña o tumbándose a derechazos a una carnosa rubia, se añade el agravante estético de aplicarle golpes al objeto de deseo. Se justifica porque actúa en defensa propia y porque se encuentra en disparidad: mientras el Imagine Breaker funciona solo como habilidad defensiva, sus contendores suelen poseer tanto técnicas de ataque como fórmulas de protección. Esta premisa de supervivencia permite evadir la objeción de violencia de género inaplicable si ambos contendores fuesen del mismo sexo. La pujante heroicidad femenina plantea estos problemas e Index sería el especímen más indicado para estudiar a fondo sus consecuencias y matices. Allí tenemos, por ejemplo, el duelo de malicia entre Lidvia y Laura Estuardo, una competencia de alevosidad entre auténticas bitches sin corazón que disfrazan sus intereses políticos de intenciones benévolas. Aunque la serie deja muy explícita la perversidad del modus operandi católico, mantiene implícito el sadismo de los anglicanos quienes, conscientes de la gravedad del asunto cifran sus esperanzas en un infiel (no creyente) y dos magos bastante frágiles, casi como deseando que perdieran. Para cerrar, aunque el universo Toaru es autónomo y no tendría motivos para imitar al real, quienes conozcan la actual relación entre la Iglesia Católica y la ciencia, sabrán que -paradójicamente- es la rama del cristianismo más abierta al desarrollo científico. En 1950, una encíclica papal reconoció que no existe incompatibilidad entre la teoría de la evolución y la fe católica, y últimamente se descartó que el catolicismo se adhiriera a la disparatada teoría del Diseño Inteligente en boga entre el evangelismo norteamericano. Una prueba de cómo la ficción funciona según sus propios parámetros y exigirle ajustarse a otra realidad (que no fuese su propia coherencia interna) es inútil.

Una respuesta

  1. mijogo

    Para lo que nos gusta To aru, la premisa de cualquier arco es la trama, debido a su complejo universo y personajes, nos mantiene entretenido pero como mencionaste este arco tuvo una resolucion malisima, supuestamente este ataque fue bien planificado, por eso mismo Oriana estuvo deambulando por la ciudad, para desviar las miradas del verdadero actor, pero ese error grosero de no mirar las actividades programadas, pero ahora se lo perdono , porque recien estan en la introduccion de la serie y pronto vamos a pasar al desarrollo , se va a poner buenisima.

    Sobre los demas personajes

    Pensaba que Tsushimikado era mas fuerte , pero me di cuenta que tiene habilidad e inteligencia pero esta lejos de muchos personajes de la serie
    Stiyl, realmente es muy debil , no tiene capacidad fisica y si no fuera por inoccentus, no serviria de nada.

    Tambien me ayudo a reflexionar acerca de Misaka, debido a lo que vimos en este capitulo, sabemos que es hija de una madre soltera, por lo cual sabemos que tiene una figura maternal muy fuerte , ademas despues de verla tiene un caracter muy decidido , como lo heredo la hija , aunque falta otra cosa por heredar , creo que es un ejemplo de mujer y le digo que crio muy bien a Mikoto.

    Touma tambien heredo muchas cosas de su padre , ademas de las miradas hacia donde no deberia y su caracter culpable, me refiero a la capacidad de ayudar incluso poniendo en riesgo su integridad (esto es otro arco).

    Ojala el proximo arco sea bueno pero el subsiguiente , segun lo que escuchado es buenisimo.

    12 enero 2011 en 15:09

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