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Ore no Kanojo to Osananajimi ga Shuraba Sugiru 6: El aislamiento del chuunibyou

Con frecuencia, el chuunibyou es rechazado por la sociedad al declarársele no apto para la convivencia común y corriente con el resto de personas, pues sus actos exceden la conducta habitual de un adolescente promedio. Como se niegan a seguir los designios de la manada, se llega a considerar inmaduros a estos individuos. La nichijou (la vida normal) es vista como un ritual con reglas definidas que obedecer para alcanzar la felicidad, como conseguir amigos e intimar con el sexo opuesto, además de practicar ciertas actividades «normales» que cualquier chico realizaría. El chuunibyou, al desobedecer estas normas y apartarse de ese mundo, es juzgado por sus congéneres como poco cuerdo, aislándolo y dejándolo solo.

Hime estaba lejos de una sana convivencia escolar. Su soledad la había empujado a contemplar el mundo bajo un horrible tono gris. Abrigaba una tenue esperanza de cambiar su situación en la preparatoria, pero seguía igual de sola que siempre. No tenía amigos que aliviasen su tristeza haciéndola sentir mejor. De esta forma, durante ese tiempo, solo conoció el aislamiento. Sin embargo, una pequeña señal de esperanza se encendió cuando presenció el acto de heroísmo de Eita. Su fuerza y su sentido del deber la cautivaron, aunque, por ahora, se ignora si ya estaba «enferma» del chuunibyou antes de conocer al protagonista o lo desarrolló para poder acercarse a este príncipe azul. No obstante, sí queda claro que Hime siente una fuerte dependencia por Eita, en quien reconoce a su primer amor. Al principio, parece estar disfrutando de este síndrome, incluso robándole el cariño en frente de las otras dos chicas que habían llegado momentos antes de este enfrentamiento. Hime disfrutaba del idílico papel de la princesa cortejada por el valeroso caballero que sacrificaría su vida por ella. Incluso acepta los desafíos que le ponen por delante, como la tarea que le encomendó Masuzu, que al parecer está reuniendo a todas las posibles contrincantes para mantenerlas bastante cerca con actitud calculadora. Hime debe resultarle otro juguete interesante, de igual manera que antes se entretuvo con Chiwa, incitándola con locas ideas. El club formado gracias al capricho de Masuzu ha ido adquiriendo miembros que enriquecen el ambiente, transformándose en el espacio cerrado privilegiado para el harén de Eita, ya que esta habitación ha servido a todas las chicas del elenco para coquetear con el sujeto en cuestión.

Mana aparece como embajadora de la familia Natsukawa, en particular, del padre de Masuzu, misión que le confería un poder especial sobre su hermana mayor y también le permitía hacer y deshacer a su antojo con el destino de su onee-san. Este aparente mandato la infló con aires de grandeza. Además, la presencia de su guardaespaldas le garantizaba una cuota extra de seguridad, dándole alas para actuar con engreimiento. Debido a esta sensación de superioridad, fue capaz de insultar a Hime, que había depositado sus sueños al escribir un poema. Sin embargo, Mana no contaba con la caballerosidad de Eita, para nada limitada a su faceta de chuunibyou. Aunque sus habilidades físicas son pésimas -como demostró recibiendo una paliza en el incidente de Chiwa y siendo masacrado por el matón de los Natsukawa-, al chico le queda su boca, sus palabras imposibles de callar. Al parecer, la rubia imouto nunca había sido maltratada pues siempre estuvo protegida por su burbuja familiar, ya que cuando Eita la comienza a tratar despectivamente, ella comienza a perder el juicio y a agotársele la poca confianza en las apariencias. La muchacha se viene abajo y decide desquitarse con el protagonista, pero Eita ha sabido ganarse el respeto de sus personas más cercanas. Esta admiración no nace de las falsas apariencias, sino de su honestidad al confesar sus fantasías. No se preocupa por mantener su imagen ni evitar las vergüenzas. Al final, todas las chicas del harén salen a defenderlo e incluso Masuzu se contagia con algo de valentía, pues decide no dejar la escuela y permanecer junto a sus compañeros: se ha mostrado algo feliz y despreocupada en su nueva vida, y aunque, a veces, intenta ofrecer una cara más cínica, no resulta convincente.

Masuzu se encuentra en un punto de indecisión. Los últimos eventos le han mostrado que no maneja todos los hilos y está perdiendo el control de los acontecimientos. Esta pérdida de poder la lleva a cuestionar las bases que sustentan su estilo de vida: insiste en jugar el papel de bruja o villana de la historia, que ejerce la maldad, por ejemplo, negándole el amor a los demás. Eita va conociéndola gradualmente y consigue bajarle los humos, al descubrir que Masuzu no es tan malvada ni manipuladora como ella cree. En realidad, ha ayudado a varias personas, aunque fuera de manera inconsciente. Este cambio puede deberse en mayor medida a su falso novio, pero ella no cumplió un rol negativo. Incluso su hermana parece más una auténtica enemiga. Sus pedidos de ayuda la situaban como víctima, pero la orgullosa Masuzu no se atrevería a rogarle a otros directamente. Aceptó su destino cuando Mana la obligó a volver a su país y abandonar lo que había construido en su corta estancia en Japón. Aunque, en su interior, clamaba que la detuvieran, que le permitieran continuar en su escuela torturando a sus compañeras y jugando a ser la chica mala del cuento. Por eso, cambia de opinión cuando Eita, con ayuda de Hime, menciona lo que quería escuchar. Masuzu pasa de silenciosa víctima a petulante victimaria (como siempre le gustó), haciéndole tragar sus palabras a su malcriada hermana menor por menospreciar los sentimientos de otras personas. Nunca es tarde para enseñarle un par de cosas a su imouto. La rubia salió con el rabo entre las patas después de armar un tremendo show, pero el sufrimiento de Masuzu no termina después de arreglar ese asunto entre hermanas. Aún queda pendiente su relación con Eita y, además, su padre podría contraatacar de otra manera para obligarla a actuar contra su voluntad. Aunque la situación familiar de los Natsukawa parecen complicadas, al menos el Burning Fighting Fighter puede disfrutar de otra dolorosa victoria que conquista su aún más extraño harén.

3 comentarios

  1. Es dificil justificar las cosas que hace Masuzu a veces, es posible que su rencor al «amor» es causado por un gran sentimiento de abandono por algo que haya sucedido con su madre, aunque es dificil decir… Ella nunca podia mostrar su verdadera personalidad ya que siempre tiene que mantener su apariencia falsa de perfeccion y incluso despues de volverse la novia falsa del personaje principal lo justifica diciendo que es simplemente para que no la acosen y continua con el rol de villana torturando a Eita con sus fantasias infantiles .
    Sin embargo, ellos dos tienen algo en comun y que los hace similares; Su rencor al «amor» ya que Eita tubo una experiencia de abandono similar, lo que le permite ser mas honesta con ella misma y con los otros miembros del club, pero ella todavia tiene muchos problemas familiares que no hemos visto aun, asi que… ¿Por cuanto tiempo durara esa felicidad?

    27 febrero 2013 en 20:27

    • De que Masuzu tenga traumas familiares los tiene y puede que tenga muchas cosas escondidas, pero también se basa mucho en un personaje de su obra favorita, Dio de Jojo, en la siguiente reseña escribiré sobre eso, pero se nota su afán por imitar a ese personaje, también de ahí proviene las poses que hace.

      3 marzo 2013 en 00:16

      • Si yo tambien lo note, aunque creo que tiene un significado mas profundo, no es que simplemente imite a Dio, pero todo sobre ella antes de conocer a Eita es fingido/falso.

        6 marzo 2013 en 20:39

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