Tu pasaporte en español para disfrutar de un fuwa fuwa time intelectual

Archivo para 5 abril 2012

Another 12 (FINAL): Una tragedia clásica

Another proponía una curiosa mezcla genérica de horror y misterio, dos vertientes narrativas dirigidas a estimular esferas opuestas de la mente humana. Mientras los relatos de terror buscan incitar su dimensión irracional o pasional, provocando la emergencia de pulsiones instintivas o sacando a flote los bemoles del inconsciente, las historias de intriga pretender convertir en espectáculo el ejercicio refinado de la razón, enfrentando al héroe ante incógnitas que desafían sus habilidades deductivas. Sin embargo, la antítesis es aparente, pues ambas fórmulas recurren a núcleos cognitivos similares para generar la peripecia: la confrontación del sujeto ante lo desconocido, aunque el horror lo conciba como imposibilidad (inaccesible, incomprensible, desfamiliarizado), mientras el misterio lo perciba como horizonte de conocimiento. Otro factor común es la presencia del suspenso o thriller, que añade una dimensión psicológica a asuntos místicos o lógicos, y consiste en sembrar la trama de constantes incertidumbres, dudas o desconfianzas que enrarezcan o entorpezcan la capacidad del protagonista para discernir la realidad, envolviéndolo en un clima de extrañeza. Sin embargo, alargar esa tensión por siempre sería impráctico e inviable porque esta clase de relatos exigen una definición: en consecuencia, si durante diez episodios la serie se encargó de empujar al elenco contra el borde del abismo, el desenlace, por necesidad, abarcará ese desbarrancamiento con predecible violencia, porque se arrastra al extremo de angustia y asfixia un amasijo de emociones contradictorias. Cada nudo atado con sufrimiento, deberá desatarse con dolor. De igual forma, aunque el argumento se esparza de enigmas, en determinado punto, las preguntas importantes serán resueltas, el rompecabezas medianamente completo, la coherencia restituida. Porque, en Another, encontrar la verdad, hallar la paz, salvar el pellejo, recobrar la memoria y construirse un futuro son operaciones casi equivalentes o, diríase, interdependientes. El cortés y estudioso Tomohiko Kazami pasó meses incubando un rencor agudo contra el protagonista, ocultando y reprimiendo su resentimiento por la muerte de Yukari Sakuragi (la supuesta primera víctima), la dulce y amable meganekko por quien –asumimos- profesaba ciertos sentimientos nunca confesados (y quizá abrigaba celos injustificados hacia el alumno de intercambio porque la difunta lo prefiriera). La oportunidad de vengarse y compensar sus frustraciones solo acabará por transportarlo a la enajenación: caída la careta del chico bueno, solo resta la mueca de desesperación, el rictus del dolor convertido en locura. (más…)